En Francia varias víctimas de abusos sexuales por parte del cura Bernard Preynat
crearon una asociación llamada La palabra liberada. Durante años, el cardenal de Lyon,
Philippe Barbarin supo que este cura era un pederasta y miró para otro lado,
permitiendo que siguiera ejerciendo su profesión como si no pasara nada.
François Ozon, uno de los cineastas franceses más laureados, autor de películas como
En la casa (que adaptaba un texto del dramaturgo español Juan Mayorga) o Joven y
bonita, vio en esta historia su nueva película. Estos días se exhibe en los cines Golem de
Madrid, a los que asistió Pedro Almodóvar cuando Ozon vino a presentarla.
La cinta, titulada Gracias a Dios, explica a través de tres víctimas muy distintas cómo la
Iglesia católica no ha sabido apartar a curas enfermos, ni siquiera cuando esos mismos
curas reconocieron desde un principio tener un problema mental y así se lo hicieron
saber a sus superiores.
La cuestión, en este caso y en tantos otros, va más allá de la pederastia y se centra en la
hipocresía de quienes pudiendo combatir el problema prefieren dejarlo estar.