El residuo cero, con el que ya cuentan varios de los más importantes almacenes,
consiste en que el 90% de los desechos sean reciclables. De esta manera se puede
convertir, por ejemplo, el corcho en aislante para las paredes.
Entre los residuos reconvertibles están el plástico de las perchas, el cartón, el aceite
vegetal, la cerámica o la madera. Por otro lado, hay un 10% de residuos no incluidos en
este proceso, pero que también se pueden reconvertir: alimentos a punto de caducar,
compresas…
De estos grandes almacenes destaca El Corte Inglés, que ha sido la primera empresa
europea que ha obtenido la certificación de residuo cero. Para conseguir que la mayoría
de los desechos se puedan volver a utilizar ha reorganizado las instalaciones, han
mejorado la formación de sus empleados y han colaborado con entidades benéficas.
La gestión eficiente de los desechos llevada a cabo por estos centros comerciales permite que se produzcan menos y se puedan transformar en otros artículos.
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